SUSANA MAGONIO |
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El Joven Pimentero
La imagen que está en el perfil, es la foto de un árbol, es un pimentero.
En Ojai, California, en un lugar donde Krisnamurti pasó gran parte de su vida, bajo ese árbol, al igual que Buda bajo el árbol Bodhi, Krishnaji fue bañado por la luz de la Verdad.
Se transfiguró, siendo luminosidad pura, sentida por algunos amigos que estaban sentados a unos metros de allí, ¡observando!
Rosalind, una joven de diecinueve años, quien lo cuidó durante un período en que Krishnaji lo necesitaba, ¡vió! ese resplandor del alma, ella tuvo esa bendición.
Pongo otra imagen, en donde se ve con mayor claridad “el joven pimentero” donde el “joven Krishnaji”, “resplandece de instante en instante”
Ir mostrando de a poco, la figura de un hombre que no pretendió nada, de nadie ni de nada, ni aún, en esta pasión de que el hombre sea libre.
Fue tomado, literalmente, por personas que buscaban al nuevo Mesías, y allí en la tierra donde nació, India, fue visto, y traído al mundo.
Su nombre, Krishnamurti.
Una armonía que fluye por todos sus poros, un amor incondicional que le vino desde la cuna y antes de ella. Todo en él, no tenía ninguna forma determinada, de chiquito se lo tildaba de feo, y se decía que parecía tonto, y esos rótulos no pudieron ocultar la fuerza de la Vida y el Amor que anidaba en esa criatura.
Conocí a este hombre a través de sus escritos, de sus charlas en videos con personas como David Bohm, profesor de física teórica, David Shainberg, psiquiatra de Nueva York, y tantos más, monjes budistas, gente de todas partes del mundo que se acercaban a él para escucharlo.
Ha sido un aire fresco, liberador que entró a mi vida. Sabiendo de este desorden en el que estamos metidos todos, y buscando encontrar la salida de este laberinto confuso, fue un espejo liberador.
Quiero escribir sobre él por que sí. No es más que señalar de este ser, la tarea inconmensurable que realizó, sin hacer tanto ruido en lo trillado de la sociedad humana. De hecho, muchos lo han tildado de fracaso, diciendo que hasta sus discípulos lo habían abandonado, cuando jamás tuvo discípulos. En él, no existían el fracaso ni el triunfo, ya que señaló hasta el cansancio, que esos principios destructivos en que la humanidad fue formada: “premios y castigos”, eran creaciones ilusorias, creencias de una mente humana que se echó a andar dentro de inventos insustanciales, dentro de necesidades originadas por el temor y la inseguridad.
Nace en Madanapalle, situada al norte de Madrás, en el sur de India.
Se le puso el nombre de Krishnamurti, en honor de Shri Krishna, dios hindú, quien había sido también, un octavo hijo. Su familia pertenecía a la casta de los brahmanes y hablaba la lengua telugu.
Se educó en Inglaterra y Francia. Vivió en los Estados Unidos de América, así que, no pertenece ni a Oriente ni a Occidente.
Por todos los medios de su audaz conciencia, volcó a los que lo escuchaban, su visión clara. No había ningún interés espúreo, ya que solamente reflejaba, “La” conciencia.
Esa Energía Una, se movía en la mañana del nuevo amanecer de los hombres.
Lo querían anunciar el nuevo Mesías, y lo es, nada más y nada menos, que por fuera de los condicionamientos de la razón social. Pudo aún estando en estas relatividades de la vida mundana, mantenerse apartado de toda etiqueta y rótulo. Muchos estaban desconcertados y hoy muchos más lo están. ¿Qué hacemos con este hombre que no tiene ninguna creencia y nos mueve hasta los tuétanos?, ¡no nos deja en paz! De hecho, no es él, ¡pero a la vez es él!
A través de esa configuración: “Jiddu Krishnamurti”, se revela esta magnífica y bella liberación.
¿Quién como él para dejar al descubierto aquello que no puede ser nombrado, tocado, hablado?
Tuvo la claridad y sencillez de ir señalándolo todo. Quienquiera oír que oiga, quien quiera ver, que vea.
Si se habla de la Vedanta Advaita, “la terminación del conocimiento védico”, ateniéndonos a lo que la tradición védica señala, es un oasis de comprensión inmediata, sin tener que pasar por pasos que alejan de “lo que es”
Siempre señaló, que por qué los gurúes, no señalaban desde el vamos la verdad, ¡qué les impedía hacerlo?
Se supone que aquel que se llama Gurú, el que saca de la oscuridad e ignorancia en la que vivimos, es ¡luz!
Podrá objetarse que hay estados mentales que necesitan de la escalera gradual, pero si se aborda el tema desde la sensatez y el buen uso de la razón, ésta, está apoyando fácilmente lo que este hombre señala.
Hablando con biólogos, físicos teóricos, filósofos, pundits, sannyasines, monjes budistas, etc, insistió hasta el cansancio que averiguáramos, ¿qué es el pensamiento?
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