Yoga, Ciencia del Ser - Susana Magonio
  En una Villa cercana
 

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En una villa cercana, había una casa encantada, llena de pájaros, flores y un sol radiante que salía a la mañana, redondo, rozagante.
Iluminaba este sol, TODO, nada a él se le ocultaba. En esta casa encantada, vivía gente ordinaria, común, de todos los días, de todos los tiempos.
Allí, había miedos, alegrías, tristezas y un profundo anhelo, ¡siempre!, por alcanzar ¡algo!
¡Alcanzar algo!
Esta es por cierto, una historia conocida por todos.
Llegar a ser, a tener. Ser esto o aquello, tener lo de más allá o lo de más acá.
Tan apacible parecía ser esa casa, y tanto alboroto la albergaba.
Todas las personas de allí, gente “buena”, “trabajadora” y “honrada”,
¡Ah!, de hecho, también había un perro.
La vida en la villa se desarrollaba apaciblemente.
Había niños en esa casa. Niños que parecían estar contentos. Reían, cantaban, danzaban, podemos decir que a veces, lloraban.
De entre ese ramillete de personas, había una niña pequeña. Esta niña “parecía” conformarse perfectamente a la rutina diaria y al modo de vida en la villa.
Parecía, bien decimos, porque en el fondo había un “algo” que miraba, observaba y, ¡desconfiaba!
De hecho que esa niña, nada sabía de todo ese movimiento que en ella se gestaba. Sí, había preguntas, había miradas, había búsquedas y, la vida continuaba.
La villa en definitiva, era pequeña.

Parecía sin embargo, que lo era todo.
Allí estaba todo el mundo. Pañuelo pequeño, conteniendo tantas historias.
De cierto, que aquí, en este pequeño reducto, se podía ver a toda la humanidad.
Todo el mundo coincidía con lo que todo el mundo vivía y todo el mundo vivía con lo que todo el mundo coincidía.
Había algunos rebordes, por cierto, de disgusto en donde en otro era gusto y de alegría en donde en otro era tristeza, pero en definitiva, se trataba de la misma historia.
Esto transcurría así, por años, y es así que la gente que vivía en esa casa, fue creciendo.
Ya los niños pasaron a ser adolescentes y los mayores, adultos-adultos, y los adultos-adultos, viejos, y aquí, podríamos decir, que la historia de la villa se termina, pero ¡he aquí!, que en esta “larga-breve historia”, se abre una brecha, y aparece una “zona” infinita, un espacio lleno de luz, una posibilidad de entender¡¡¡
En esta rueda de la vida que gira y se repite sin cesar, nada cambia y todo cambia, y esta rueda pareciera que no acaba de girar.
¡Magia pura! Y todos magos, ¿sin saberlo? Sueños pequeños, metidos dentro de un Gran sueño.
Pareciera ser, que hubo, hay y habrá, un “continuum” de paz, de vida, de aquello que es.
Es algo por fuera del tiempo de los relojes, que vive y se expande por siempre jamás.
En “eso” ya está todo y lo es Todo.

Ese Aquello completo, al que no le falta nada ni le sobra nada, ni siquiera amerita para con él, decir, no le falta o le falta, ¡eso no cuenta!
¡Esa maravilla, Es! Está todo. La belleza de los pájaros, árboles, montañas y ríos. Los mares y océanos, animales y, los hombres.
Es, perfección. Es “algo” que siempre fue, es y será. ¿Nació?, ¿no nació?, ¡que preguntas humanas!
Y ¿cómo habrá sido este asunto de que algo tan pequeñito (¿pequeñito?, si en el hombre ¡todos! los hombres) pudiera de alguna manera saberse la Verdad?
Y se urdió la Gran Historia.
Parece ser que hubo una energía que estaba dispuesta a jugar un papel, que parece ser, ya, se le había destinado.
Esa energía, estaría al servicio de “esa” Otra Energía, ¡la única! Esta energía (la que está al servicio de….) como Madre que pare, pare “otra” historia, parecida, a la no parida ni parida, y una danza explosiva, batió con sonoridad infinita, y como caldo cuántico, dibujó miles de estructuras.
Y en la noche de los tiempos, se incubó un nacimiento desde “aquella” mirada impávida, que le dio su anuencia.
Y a través de cientos, de miles, de millones de años, esa energía Madre, parió una “conciencia” que elaboró una forma que pudo independizarse.
Esta forma se abrió de ese juego ordenado, y empezó su propio juego.

Su Gran juego, el juego de la ideación.
Y lo que era Uno, se dividió, se fragmentó, y se fabricó un “software”, que busca lo que quiere y encuentra lo que busca, y así, dejó de ¡Ver!
“Quien ve”, no es “lo visto”, pero esto que es “lo visto” se creyó “Quien Ve” y desde allí, comenzó nuevamente a “ver”, y remolino de remolinos, empezó la confusión.
Esta es la manera en que el hombre se creó a sí mismo.
¡Cómo él, va a ser “parte” del Todo!, en su soberbia “él es él”. Pobre hombre, no estaba errado del todo, no olvidar que se le ha dado la posibilidad de patear el tablero y,¡Ver! que él no es él, sino que él es, El¡¡¡
El, esa energía impávida, y que esta palabra impávida no confunda, se refiere a que no entran emociones humanas que sí, éstas confunden.
Y sí, no había otra manera de poder llegar a Ver, sino era a través de este diseño insalvable de dualidad, esta ley de los contrastes que permite a la conciencia humana, libremente, Ver.
Ha habido un invento, un recurso de la naturaleza para este libre albedrío, y es ese, ego. Ese yo, que si lo buscamos, ¿dónde está?, ¿de qué se trata?, pero es este yo, creación del pensamiento, quien da el soporte para movernos en este diseño planeta tierra y así, indagar, observar y luego, ya, al cumplir su misión, dejarlo caer, sin resistencias, y hasta quizás, diciendo un, ¡gracias!
Luz y sombras, alto - bajo, lindo - feo, agradable - desagradable. Evidente que esto es un gran tironeo.
Pero, es gracias a este diseño, que se podrá llegar a Ver que lo que es alto es simplemente alto, y lo que es bajo es bajo y que el comparar es asunto de la mente humana.

A todo esto, si no le es agregado una valoración psicológica de, “ser alto es mejor y ser bajo no lo es tanto”, no habría ningún tipo de problemas.
De todas maneras, llegamos al punto de que cada uno se siente el centro del mundo y que la cosa no queda allí, sino que los demás, lo deben confirmar, y si esto no sucede, hay un gran vacío, una gran herida. Esto que los demás lo tengan que confirmar, puede ser a través de un miembro de la familia, o esa necesidad se extiende a que sea un grupo al que se pertenece o a la sociedad en la que se vive.
Un reclamo infantil, inmaduro que perdura generalmente, durante toda la vida.
De hecho, hay almas que “desculan” la historia y se salen de la corriente de ese río que trae siempre las mismas aguas contaminadas.



Y de repente, una situación, ¡un paisaje, un bello paisaje!, un río, montañas, árboles inmensos, una explosión de vida. Podría asemejarse a una región muy bella de este planeta. Es un país lejano y en ese país, un lugar, que se encuentra a los pies de unas montañas inmemoriales, y en esa zona, ¡voces!, que no tratan de decirnos nada, sino que simplemente cantan una canción fresca, una canción que no busca nada, una canción, que Es.
Es una brisa suave, que calma, apacigua. Descorre el velo del gran sufrimiento, y dice: “si sólo pudieras escuchar, si sólo pudieras ver, si tan solo te dejaras ser, pero no, te aferras a todo aquello que no es, pero está bien, así son las cosas.

Y está todo bien, porque al fin tendrás que ver y escuchar, ¡no hay opción!, así fue, es y así será”
Y esa niña pequeña, que observaba el mundo y prácticamente no entendía nada, en este lugar comenzó a sentir que estaba en un “Hogar”, en “El”, Hogar.
Esas voces tenían sentido, algo vibraba al unísono. No podría decir que era algo que reconocía, sino, que vivía algo que era.
Los colores se volvían más intensos, el aire, realmente era aire, las miradas, lo inconmensurable, y el roce de los pies en el camino, simplemente, ¡alegría!
Todo eso y mucho más, danzaba en su corazón, y no había mucho para hablar, pero era necesario hablar.
Y así fue, como comenzó esta historia, que no era de ella, sino la de todo ser viviente.
Se sentó a una distancia prudencial, quería escuchar. Quien hablaba era uno más, entre tantos. La sensación era de liviandad, de “facilidad”, todo parecía moverse a un ritmo sin ritmo, y los colores eran música que participaban libremente, en ese todo, “completo”
La voz decía no diciendo, de la totalidad de la vida y del aparecer de infinitas formas, como magia sin magia.
Esa niña era tomada de la mano, conducida suavemente, como por una “galería de vida” Se señalaban puntos, detalles, mariposas de ensueños, que a pesar de ese ensueño, querían mostrar, ¡un algo!, todo este remolino de vida, sí, tendría que tener algún sentido.
Diversidad de diversidades, un sin fin de “multitudes.
Tantas vidas, como seres, tantos seres como vidas, y detrás de todo aquello, sólo un Sol y millares de estrellas.

Por una historia de sueños, surgieron tantos recuerdos, por supuesto, ellos, no tenían ni eran la Realidad que los “movía”, pero audaces e ignorantes, decidieron tomar un día la batuta de sus vidas y cayeron en picada al abismo, desde la Luz, la “más alta”, Soberana, y como esferas brillantes, limitadas, cada una cobraba vida, y se establecían en una historia querida por ellas o, ni imaginada por ellas.
Una mano las recibe, las sustenta y las conforma en un, “algo”
Se mecen, se contorsionan, y como por un acto de magia, se yerguen y, ¡una presencia!
De allí en más, cada una hará historia. Es necesario que cada una de ellas haga su historia, y como niños perdidos que buscan “un” camino, se pone en marcha esta rueda, rueda que muy hábilmente muele y sólo deja a la vista el sufrimiento, el dolor, la confusión y la pregunta, ¿de qué se trata todo esto?, ¿podría saber, quién soy yo?, y detrás de esa danza alucinante de todos los días, de todos los tiempos, se mueve infatigablemente Esa energía infinita del ser. Una “zona” en donde el ser humano poco o nada tiene que ver, y sin embargo desde “ella”, se “creó” esta plataforma ideal para un “despegue” perfecto.
¡Se está tan dormido! Que, ¿cómo despertar de semejante sueño?
Parece ser, que la salida será “aparentemente” gradual, al igual que la entrada. Pero todo está, bien, sino que sería de nosotros, seres innominados, que de golpe estamos en una escena de vida, y preguntamos, indagamos.

Nada de esto sería sin “esa danza benéfica”, que trajo al mundo este “trago” de un elixir de aventuras, rutas confusas, que como laberinto, ¡no tienen sentido!, sólo lo tienen como mar de zaranda.
¿Dónde ir o no ir?, ¿por dónde o no dónde?, si en definitiva, siempre estamos justo, “en el punto justo de la vida”, buscando cosas que están a la mano, y encontrando sólo, lo que soñamos.
La voz se elevó, pero suavemente, e hizo una pregunta, ¿quién quiere salirse del juego?
Hubo un profundo silencio, y …………


PARTE 1



¿Quién quiere salirse del juego?
Hubo un profundo silencio y luego, como el agua de un arroyo que trae frescura y contento, dijo: "de ese sueño profundo en que entró la conciencia, fue en el hombre en el que"decidió" soñar el Gran Sueño, y esa inconscienia se vistió de conciencia y apareció nuevamente el mar, el cielo, las nubes, la tierra, el árbol, el pez y la miríada de soles que abrazan "esta" existencia.
Una "nueva creación", una falsa creación, diseño más que perfecto para tener un nacimiento que se lo tomara por "real"
No había otra forma. Es una ley. Ni El, ni Aquello, ni como se lo llame, podría escaparse de esa ley, tan imparcial es el "juego"
Hubo una confusión base, y desde allí todas las demás construcciones falsas.
¡Oh! confundir esas energías como iguales, ¡no lo son!
"Quien Ve", no es "lo visto" y todo en este mundo, es "lo visto", incluso el hombre.
Entre la energía que es "Quien Ve" y la energía que es "lo visto", se crea una tensión que da lugar al sentido del yo. Esta tensión básica, es inconsciencia de lo "Que es", y comienza a separarse del resto de la creación. Se yerque como un dios y dice ¡aquí estoy!
Se cree algo superior, mejor que el resto del universo y desde ese núcleo frágil, tambaleante del yo, teje la trama insolente de pensar que a través del intelecto llegará a dominarlo todo. ¡No es así! Distorsión de distorsiones, pero esa es la forma, la posibilidad de salirse de la rueda de ilusiones. Moledora incansable, implacable.
Metidos en esta gran corriente de río, demoledora, ¿quién se sale de ella?, ¿cómo?
Será cuestión de ver.
Entrar a desconfiar de que las cosas como están, son, y esto sólo es posible cuando el sufrimiento vocifera o la real inteligencia, brillando, ¡habla!
En este entretejido de pasiones, deseos, elecciones, se desliza ese ensueño de sueños, y como aquel que extiende sus brazos y le caen implacables esposas, grillos fabricados por sus propias pasiones, ese entramado obsoleto de aparentes realidades, empieza a hacer agua. Y aquí, la ¡gran oportunidad!, ¡todo empieza a tener sentido!, la vida ya, empieza a ser diferente, comienza a moverse aquello que hará florecer Lo que Es.
Y ahora, quien es implacable es, el indagar.
Como niños perdidos, que buscan la luz sel día, surge "ese" otro niño, impecable, lleno de inocenia, frágil, permeable a todo aquello que es, ¡sin esfuerzos!
Mirando desde la enseñanza que trae el sufrimiento, asoma tímidamente, la comprensión, el ver, el entender.
Un sin fin de historias hablan al corazón hambriento, aquel que necesita urgentemente el "Ver"
Un silencio profundo surge, y en forma espontánea desfilan ante la mente misma, las historias infinitas de la humanidad.
Podrá ser cierto que se erigen todas ellas desde un suelo ficticio, y desde allí en más, un alejarse por completo de lo real.
Ese suelo ficticio, distorsión de distorsiones, es el desonocer la verdadera natutaleza de la realidad.
Como de un mar en ebullición, cientos, miles de burbujas suben a la superficie y danzan su breve danza, para luego desaparecer,(¡jamás!) en La Totalidad.
Masa vibrante de vida, de amor, de verdad.
Un planeta tan bello, la tierra, y en él, la maldad.
La maldad, batuta tomada literalmente desde la incubación del mundo, si el sueño entró a fragmenar, dividir, a crear lo que ya era, ¡perdido el rumbo!, pero así están las cosas, y desde allí, el Ver.
Como sin quererlo, sutilmente, aparece, se va "creando" desde una masa informe, un aparente centro, centro que dice "yo soy", y de inmediato pone delante de si, una gran mano que lo separa todo, y se yergue solo, y desde él, lo aparta todo, e infinitos centros "aislados" con manos que lo apartan todo,se van desplazando en un ficticio aislamiento.
Quiero esto, quiero aquello, quiero lo de más allá, quiero lo de más acá. Como niños insatisfechos, y sí, como llenar tal absurdo.
Y en esta danza del niño que Ve, sin saber que Ve, y el adulto-niño que dejó de ver, inevitablemente deberá "nacer" Aquel que siempre Ve, porque, ES"
Continuó la voz, suave, firme: "¿Te sientas, descansas?,tomados de la mano, por este universo flotante, mostrándolo todo, ya en tu ver, hay claridad. ¿Quién puede impedirte ver,si no hay nadie más que tú?
Todo está tan claro, como una mañana recién nacida, te asombra y te encanta lo que vas viendo, viviendo. No hay un arrastrar cargas pesadas, no solo se alijera el paso, sino que el espíritu es vuelo, se asombran las flores que las mires y, ¡entiendan!"
Quien así hablaba, sonrió, y un profundo silencio,floreció.

PARTE 2



Y allí, sentada, escuchando, misteriosamente se abrió un espacio en donde mi mente entró a saber que siempre se vuelve al primer Amor. Que ironía pensarlo siempre ido, perdido afuera, en otro lugar y "siempre estando tan cercano"
Oyendo hablar a ese hombrecito de este Gran sueño volcado hacia afuera, tocado por manos de un artista puro, y aquí, de repente, yo Susana, viendo mi vida, y ví a esa niña de hace un tiempo, perdida en este Gran tembladeral.
¡No he cejado nunca! Desde pequeña "olía" la discordancia de esta vida. Lo sabía todo, sin saberlo nada. Fueron años de andar a la deriva. Caerse y volver a levantarse. Colegios, estudios, deportes, el arte y .....
Como la corriente profunda de un río poderoso, las mil preguntas, siempre, siempre en esa niña tímida.
Eran decididamente dos vidas en ese Unico Río. La vida profunda, en cierto modo "sabída" y la de todos los días, aquello que se creía, aquello que se tomaba por lo real, lo único.
No fue fácil esa vida de escuela. Una niña que no se avenía a los tironeos de los egos. Era como un censor delicadísimo, por el que pasaban dejando "huellas" las maromas de todos. Quiso adaptarse esa niña, sin poder hacerlo jamás. Me era todo ajeno (como en cierta forma me sigue siendo hoy)
Esas maestras oscas, violentas y esa única dulce, amable, cariñosa de primer grado.
Es la que de un día para otro dejó de ir al colegio y nunca tuve una explicación.
Lloré por un tiempo, ¡tanto!
Luego el deporte, y en él la pequeña realización. Lo expreso así, porque siempre me "olió" mal lo de los triunfos, si bien en mi psiquis vivía los triunfos y las derrotas como el mayor de los flagelos, y ¡cómo no iba a ser así! si encerraban toda la ira y violenia de los premios y castigos en los que se mueve esta sociedad de los hombres.
Más tarde, mucho más tarde, la salida de la casa de los padres con el casamiento.
Un casamiento en donde yo, Susana, era una jovencita de 19 años. ¿Que trajo este matrimonio? El seguir ahondando en la vida, en el observarla, en el desmenuzarla, ¿esto era vivir?
¡No, no podía serlo! Cuánta tontería. Recuerdo a mi suegra diciéndome: "ya vos, no tenés que ir al club a hacer deportes, sos una mujer casada, y punto, se acabó"
Duro de oir, más duro el digerirlo. Y es así que empecé, seguí, preguntándome tantas cosas.
¿Qué trajo este matrimonio? Lo indiscutible, ¡un hijo!, mi amado José Luis Ernesto. Lo que jamás se discutió, si bien esa niña que yo era, no sabía exactamente que hacer a los 20 años con un bebé.
Ese niño que fue y es, "una de las posibilidades" que da la vida para ¡despertar!
¡Mi pequeño Gran Gurú!, poniéndose delante de mí y diciendo: "vos te creés la gran madre y esto... y esto... y esto....marcándomelo ¡todo!, y yo diciéndome, ¡tengo que cambiar!
No fue fácil, nada fue fácil.
Tenía José Luis 10 meses, y ya queriéndome divorciar.
Pude hacerlo. En ese entonces estaba haciendo análisis, y tuve "la posibilidad" (¡otra posibilidad-oportunidad de la vida!) de terminar con el matrimonio.
Empecé a trabajar y a estudiar.
Hice un año de filosofía y letras, y dejé para entrar en psicología. Cursé tres años y me fui al sur, a Viedma, Río Negro. Al año de estar separada, empiezo a salir con un muchacho, estudiante de arquitectura, el que fue mi hombre y con el que me fui al sur. Allí estuve trabajando como asistente social, seguía con el arte, expresión corporal, teatro y aquí también en este ambiente de matrimonios jóvenes que venían de otras provincias a trabajar, tuve que oir cosas como estas: "que tontería esto del teatro", y... algunas burlas.
¡Esto era la vida!
Del sur, fuimos al norte. Mi pareja fue trasladada a Resistencia, Chaco, y recién allí, se empezó recién a "abrir" un espacio para mí ("Una habitación propia" de Virginia Wolff)
Nos encontrábamos chicas jóvenes con hijos, nuestros maridos coincidían en los trabajos y nosotras "coincidíamos entre nosotras", estoy hablando de años difíciles.....
Trabajé como profesora de expresión corporal en la Escuela Municipal de Danzas de la provincia, daba clases de gimnasia en un instituto de gimnasia, en casa daba expesión corporal para niños, entré en un grupo de teatro, y practicaba tae-kuon-do.
Al tiempo de estar en Resistencia, empecé a trabajar en una Cooperativa Escolar, una escuela piloto de enseñanza primaria, donde conocí a mucha gente que realmente terminaron siendo mis amigos, fundamentalmente me hice de amigas.
Corría el año 1977.

PARTE 3



Corría el año 1976, 1977, y el ambiente político estaba convulsionado, nosotros éramos gente joven, llena de ideales, de pureza y entusiasmo. En mi caso, me importaba, como siempre, entender la vida, esa que "olía" no podía ser así como se la presentaba, pero estaba en esta corriente del río de la vida que se desliza muy en la superficie, y jugaba el único juego que era posible. Primero, como mujeres que empezábamos a cuestionarlo todo, nos reuníamos cada sábado para leer a Simone de Beauvoir, a Susan Sotang, a leer "Miedo a volar" de Erika Jong.
Nos dábamos cuenta como se nos relegaba a lugares que "no merecían discusión", y nosotras sí, ¡los discutíamos! No nos conformábamos con lo estipulado por "usos y costumbres" Fue una época bella, en el sentido de que todo eso que mascullábamos en soledad, salía a la luz del día, lo podíamos conversar entre nosotras, ¡¡¡las protagonistas! y no como había sido hasta ese momento, que era todo digitado por varones.
Al oirnos hablar, nos reconocíamos y nos íbamos reconciliando con nosotras mismas, ya no éramos raras, éramos personas cuestionándoselo, ¡todo!
¿Así tenían que ser las cosas?, ¡seguro que no!, y muchachas jóvenes, vitales, con necesidad de respuestas, conformamos un grupo que supo del encuentro, del oído que escucha, de la reprimenda acertada, ese marcarnos un error, pero desde el afecto y el cuidado.
Tengo que rescatar especialmente a esa amiga que un día se puso delante mío y me dijo:"Susana, no escuchás, no escuchás nada"
Esa fue una de esas tantas joyas de gran valor que conmocionan profundamente, "posibilitando" cambios reales. ¡Mi querida amiga, vibras en mi corazón!
Eran tiempos duros, que en mi inocenia, (hasta que la realidad se impuso), sólo podía vivir mis ideales de igualdad, de amor y de un mundo en donde todos pudiéramos vivir en paz.
En la Escuelita Primaria, esa Escuela Piloto, se realizaban los días sábados peñas para recaudar fondos. Se presentaban grupos musicales, grupos de teatro, y uno de esos fines de semana, íbamos a presentar un espectáculo con poemas de poetas latinoamericanos como Neruda, Celaya, y otros, espectáculo que se llamaba: "Canto de amor y tristeza". Mi esposo me venía diciendo que no lo presentara, y yo contestaba: "pero si no hay nada de malo en lo que expresamos, todo es bueno, sano, ¿por qué va a tener que haber problemas?" Y esa noche, hubo seguramente un ¡aviso!, un ¡alerta!, porque lo suspendí. Esa noche el jardín del colegio tenía "visitas", estaban "vigilando"
Aquí en Rosario, habían quedado unos amigos entrañables. Nos escribíamos, y cuando en una oportunidad visito mi ciudad, me encuentro en la casa de una querida amiga que se había casado ya hacía un tiempo, tenía dos hijos, compañera de estudios en la carrera de psicología, y su vida estaba entregada a la justicia social. Ya he dicho que yo jamás lo veía a esto de la igualdad social desde la lucha de partidos, (que interesante, la palabra partido, ya estamos "rotos", "partidos") de alguna manera siempre supe que todos estamos metidos en el mismo barco.
Mi "lucha", si había alguna, era la de siempre, esto de "descular" la vida, en el sentido de entender de que se tata, de oler que de alguna manera, en algún lugar, hay una equivocación, ¡pero!, ¡pero! en un nivel más profundo.
La cuestión es que me encontraba en su casa, y en aquel entonces le fui con mi problema de pareja, comentándole de las injusticias de los sexos, y ella me miraba piadosamente y "alejadamente", ella estaba viendo "otras" cosas.
Al poco tiempo me llega la noticia que a ella y a su marido los habían "desaparecido" ¡Que dolor!, y es increíble como de alguna manera yo vivía en una nebulosa, en la que no era consciente profundamente de todo lo horrible que estaba sucediendo en el país. Que extraño que así sean las cosas, En realidad, cuantos argentinos en esos momentos con tanto sufrimiento, y otros vivían vidas paralelas sin ser tocados por esta realidad.
Si yo, que vivía con un hombre que sí era consciente de todo lo que sucedía, y sin embargo seguía sin tener conciencia de lo atroz de todo eso.
¡Era tan ingenua! Sé que mi ingenuidad me protegió, recuerdo que un día llega a casa el novio de una amiga (novio militar) que paso después del almuerzo con la excusa de saludarnos, ese día estaba sola, lo hice pasar y hablamos. Después de un tiempo, a la distancia, ví con tanta claridad, que lo que vino a hacer ese hombre (mucho más grande que mi amiga y de la que se enamoró cuando ella iba a visitar a una compañera en la cárcel por motivos políticos) fue investigar en qué andábamos, en qué andaba yo. Habrá ese hombre visto tanta pero tanta ingenuidad, que nunca más fuimos molestados.
A la distancia me digo, cuántos, cuántos jóvenes inocentes, ingenuos, fundamentalmente idealistas, "fueron partidos", hechos partir de este mundo, por sus sueños puros, limpios, ante jerontes llenos de temor y orgullo.
¡Todos estamos metidos en el mismo barco!
Dice Jean Paul Sartre: "el que comete un crimen, no es diferente de uno", en el sentido de que si él lo ve como distinto, nunca podremos entender la confusión en la que todos estamos metidos. Eso no implica que él, Sartre asesine, pero él y el otro, son humanidad.
Y es esto, y es desde aquí, que veo que toda mi vida fue un querer entender la vida en su totalidad, no desde un fragmento, no desde una isla.

PARTE 4



Y el hombrecito siguió hablando, nuevamente apareció;  y de repente, se volvió a suspender el silencio del hombrecito que no hablaba y en su silencio, sí, hablaba, ay, ¿cómo expresarlo?, pero sí, SE ENTIENDE¡¡¡
Y lo que oí, fue lo siguiente: "y esa Energía Una, entró a este plano relativo y se escindió en dos, y de ahí en más la danza de la diversidad y multiplicidad"
Y decía: "Es vital, que cada uno comprenda la ¡Verdadera naturaleza del hombre, ¡comprensión!, que es la base misma del conocimiento de sí mismo.
¡Siempre! ha sido una necesidad esencial para todo ser humano, y hoy más que nunca se está siendo consciente de esta necesidad.
¿Cuál es?
La necesidad de conocernos a nosotros mismos antes que cualquier otra cosa, antes de que "podamos ser", lo que en realidad somos y así, se cumpla el propósito de nuestra existencia.
Bien, para esto es necesario el ir "viendo" esto de lo real y lo irreal, lo permanente y lo impermanente, lo eterno y lo transitorio, de esta manera surge la clave del conocimiento real de "sí mismo"
La Ciencia del Ser nos va "señalando" el "camino", y somos "guiados" al redescubrimiento de nuestra verdadera naturaleza, y ella es, nuestra semejanza espiritual.
Vivimos enredados en el sentido de vida en la materia, existencia que está relacionada íntimamente con el sueño de Adám, de Brahma, y él, el hombre, entrando en la materia como el soñador."
Lo oí decir al hombrecito: "Dejaos del hombre cuyo aliento -vida está en la nariz, porque ¿de qué es él estimado?" ¿estaba citando a Isaías?
Siguió :"¿Cómo salirnos de esta historia de sueños? y, ¿qué es este pasaje tierra?"
Y otro silencio profundo, y nuevamente apareció mi historia, ¿será que es necesario que se la vea?, era como una danza muy bien sincronizada, el hombrecito guardaba silencio y se daba la oportunidad de seguir viendo y con ¡tanta facilidad!, mi vida.
Eran cielos, y claros, en el espacio del silencio. Un atardecer y un descubrir, un amanecer y un dormir. ¡Todo a contramano!
Nunca pensé que me internaría en un sendero de la montaña. No era cualquier montaña (como si cualquier montaña no fuera una montaña) eran Los Himalayas¡¡¡
Caminitos pequeños, angostos, y un grupo de hombres, el verde y el cielo, el cielo y el verde. A los pies de la montaña, mi ¡Ganges!. La Madre Ganga, con sus brazos abiertos, esperando a todo el que quisiera paz, y sí, cuidado.
Rostros morenos, fieros y dulces, ¡niños!, pocas mujeres, ¿dónde están ellas?
Este es el marco que, en el silencio del hombrecito, apareció en mi mente, y esta historia que fluye...
La India, país amable, dulce, generoso. Salimos de Argentina, un grupo pequeño formado por siete personas, nos conocíamos ya, y todos estábamos felices de realizar "tremendo viaje"
Para cada uno de nosotros, este, un viaje a la India, sería un tremendo, hermoso, apasionante, anhelado, querido viaje.
Antes de la partida, siempre hay en la mente, aunque parezca una loca contradicción, un: ¿para qué?, ¿a qué voy?, ¿qué voy a buscar?, si es que algo voy a ...
Las miradas que se buscan, las sonrisas, las manos que se toman, los abrazos, los ojos absortos, perdidos y encontrados ya, ¡¡¡en la tierra anhelada!
Expectantes, TODOS.
Somos dulces, inocentes, ¿por qué digo esto?, porque nuestras intenciones son puras como las de un niño mirando a su madre, mirando a su padre.
Un grupo arremolinado a los pies del "sueño". Desde mí, el más real de los sueños¡¡¡
¡TODO ES POSIBLE!
Cada uno tras su sueño. Ramillete de sueños, reunidos en el tallo de Amor por la India, por sus hombres, sus sonrisas, y esos ojos de inocencia infinita.
Día 12, de un mes de febrero, de un año,1998.
Aeropuerto de Ezeiza.
Agitación, entusiasmo. Estoy sentada ya, en el asiento de este avión de la British. Estoy quieta, fascinada. Había viajdo antes a mi India, pero ¡¡¡volver a India!
Cada uno de nosotros se fue ubicando en sus lugares, todos los pasajeros.-
Pues bien, un viaje más entre tantos. Yo estoy allí.
¡Despegó!
Ya los sueños tienen un vuelo real, y me es más fácil soltarme a soñar, literalmente estoy volando, que es igual a soñando. (más no fantasías)
DELHI¡¡¡
Por supuesto, hubo escala en Holanda, Amsterdam, y si bien es hermosa, ahora no me puedo detener en el cemento, el frío, el orden.
INDIA AMADA¡¡¡
¿Qué cuerdas tocarás de mi alma, que dejan al descubierto amores, sentimientos, añoranzas? Y un ¡Ven, sígueme!, me lo dices siempre que te pienso, que te siento. Y aquí estoy, mi querida y adorada India.
Recuerdo que hace años, muchos años atrás, estábamos un grupo de personas en una reunión, el anfitrión, que viajaba por todo el mundo, sacó una cantidad de folletos que hablaban de su paso por distintos lugares del mundo. Alguien dijo: ¿me das este folleto?, y él contestando: "llévense los que quieran, elijan"
Elegí¡¡¡INDIA¡¡¡
Nunca, nunca había pensado conscientemente en India, y allí estaba en mis manos, mi querida India, con su Taj Mahal.
Ah, este mar de conciencia que guarda tesoros ocultos a su "dueño"
Cuántos misterios allí, y "yo", andando en su superficie, creyendo que dirijo mi vida, ¡qué despropósito!
Años y años perdida o no, por distintos caminos, y sin embargo, "fija" en el "Unico", toda la vida, sin saberlo, ¡pero allí estaba siempre!
¡Pajarganch!, mercado. bazar, lugar de otros tiempos, cerca la estación de trenes de la que partiría a Vrindavan en dos días. ¡No fue así!, pero bueno, eso ya viene.
Down Town, Hotel. Una callecita minúscula, y allí entre paredes que en lo alto se cierran casi tocándose, ese lugarcito y ese hotelito al que llegamos el grupo y tantos otros extranjeros y también gente del lugar, un lugar barato y bueno, es decir: ¡limpio!, está bien, pero sí, esto es muy "loco", allí en ese "cerramiento", ¿un hotel?
En esta zona todo es así. Por fuera uno no daría ni una pizca de credibilidad al que le dijera que hay viviendas espaciosas, y algunas, hermosas.
Me ubiqué en un segundo piso. Habitación 206.

Parte 5



Y de golpe, nuevamente el silencio, y sentir que las cuerdas cayeron, esas ataduras que por siglos me han atado, el suelo se convirtió en “tierra santa”, las lágrimas a raudales fluyendo como un río, limpiándolo, todo. Esa tristeza, la misma que esa niñita de seis o siete años derramó en esa tarde de un día cualquiera, en la escuela de danzas clásicas junto a sus amiguitas, las mismas lágrimas, ¡pero! distintas, el mismo sufrimiento, ¡pero distinto!

La entrada en la selva tupida, a cada paso se despeja la escena. Nada por guardar, ¡desnuda! como el Nangtá de Ramaskrishna. Nada que temer, nada por temer, haber visto la razón sin razones de este mundo y caer, definitivamente en “Tus” brazos.

¡Es que había que unir todos los planos, todos los niveles de una vida, de mil vidas!

¿Cómo hacer para transitar sin dolores por este mundo de dolor?

¿Cómo? ¡Si es intuido con tanta claridad!, y es que había que recorrerlo y si, echarse a andar.

No existen atajos, aún creyendo que puede haberlos, el camino es, en realidad, UNO, ¡Infinito!

¡Todo pensamiento cayó, sólo se mueve la Verdad de Tu Presencia!, aquella que no limita, sino que “libera”. Estando mecida en Tú Totalidad, todo lo intuido, ¡cierto!

Soy como un rayo que se diversifica por infinitos espacios, hay una fuerza a la que no se la puede detener, es algo imperioso, no es manejable, late, bate, se mueve, ¿tomará su forma?, ¿batirá sus palmas?, ¿mecerá sus brazos la Verdad?

Si ese río que lleva al mar, si ese poderosísimo río lleva al mar, ¿qué de mi?

No sé más que lo que conozco, no quiero saber más que lo que me enseñes, es intuir ese flujo incesante de energía que se mueve en y a través de todo.

Si todo ese remolino visto, sabido, conocido, se lo pudiera desplegar ampliamente, lúcidamente, amablemente, para que esa contradicción aparente, desaparezca. ¿Cómo ese Sol de Luz infinita va a quedar desconocido? No es que yo le vaya a dar a luz, pero El me ha dado a Luz a mí, ¡entonces! no me puedo dejar a la deriva, sin poder expresarlo, manifestarlo, libremente, generosamente, si yo no tengo nada, si no soy nada, así es, esto, ya fue visto.

Hermosamente visto, desde “aquí”, si, ha sido visto bellamente, con alegría. Desde “allá”, profundamente, desde una inmovilidad absoluta, íntegra.

Visión de visiones, de una Infinitud y Paz extremadamente “ciertas”, “veraces”, llenas de Amor y Compasión.

Al otro lado del muro, queda todo oscuro, confuso, pero pregunto ¿tiene que ser así?, ¿hay otra posibilidad? ¿qué hay de aquí?, ¿qué hay de allá?

Todo, una danza que lo involucra todo, el aquí, el allá y el pasar al otro lado, que es el sin lado, sin el aquí, sin el allá

¿Puede seguirse esta rutina cotidiana, esta noria constante?, ¿puede?

Salirse de ella, el motivo de mi vida, ¡si! el motivo de la Vida, el de Ella.

Claro, es evidente, así son las cosas, ¿es que uno espera que esto sea diferente?

Si esto fuera así, la ignorancia es la reina. No más con mirar solo un poco, nada más que un poco, con ojos livianos, no cargados con trabas, mentiras ni ilusiones, en definitiva, con ojos inocentes, es todo tan claro, tan comprensible.

Una rueda que se puso en marcha, impulsada por un motor invisible, cuya resonancia hoy, se la intuye.

Lo de acá es lo de allá, pero lo de allá, no es lo de acá, ¡parece! pero no, sin embargo, cosa paradójica no son dos, sólo uno.

¡Mantra infinito! que resuena en mi corazón, en mi cabeza y en mi vientre desplegando todo el juego, la “lila” de la vida-muerte.

Nuez, circunvoluciones de un cerebro afiebrado por pedidos impropios. Desvelado sueño consumado en muerte, por su propio origen, ¡NO SABER VER!

La danza de los mil velos, ¿descorrerlos?

Ayer mi vida una vorágine, un buscar a tientas, hoy, una certeza con laberintos intrusos.

¿Qué o quién aquietará esta tarea?

No me corresponde a mí decirlo, contestarlo, es la pregunta que no “merece” respuesta.

Es la pregunta que desaparecerá en mi memoria, esa memoria de cosas viejas, son sólo impedimentos, trastos viejos.

¿Nada de eso ha servido?

¿Qué utilidad hace la vida de algo?

Ha sido una pregunta impropia, ha sido una pregunta de una mente afiebrada, ¡no merece respuesta!

Mi síntesis es tan contundente,  tan imperiosa, es tan vital, que me ¡callo!

Esta síntesis a la que se la siente, más que vivirla en conceptos, me estruja, me da vuelta, me pisotea, me arrastra, me, ¡libera!

¿Qué hacer con ella?

¡Otra pregunta impropia! ¿hacer?, ¿dejar de hacer!

No, no es así la cosa, es esta incertidumbre veraz, auténtica, sin adornos, sin componendas. Es algo descarnado, cómo explicarlo,

me vive hasta los tuétanos, me revuelca, me tira, me levanta, me sonríe, me asusta, ¿qué hacer ante ella?

¿Ella?, ¿será esa Madre Naturaleza de la que todos hablamos?, ¿será la Kali abrasadora, destructora, o será la Radha amante y constructora?

No quiero absolutamente nada, ni de una ni de la otra, entonces, ¿por qué este sufrimiento?

¿A dónde la una? ¿a dónde la otra?

Caleidoscopio ya, para mí, sin sentido, ¿Y sin embargo…..?

¿Era para comprender profundamente el sufrimiento humano, la malicia indebida de este ser confundido, alucinado en su propia ignorancia?

A lo lejos, veo a toda la humanidad metida en esta Matrix que sujeta, ata, pre-determina, entonces, la pregunta “lógica” del hombre: ¿cómo salirse de todo esto?

Hay una estructura, y ella mueve “sus hilos” con gran destreza, con una inteligencia cuasi, ¿humana-divina?

Aquí será el derrotero, averiguar si en este punto, humano-divino se torció el juego, la “lila”, y cayó en picada este ser creado para satisfacción divina. ¿Qué pasó? Me pregunto, ¿qué sucedió?

No más ayer, era una niña pequeña, con tristezas y dudas, queriendo indagar en esta historia de hombres y mujeres, pero desde entonces, “sabiendo” “oliendo” lo falso y artificial de esta vida de adultos.

Al traspasar la puerta de la adolescencia, el adolecer de “cosas” creídas, que eran aquellas de las que la sociedad se ufanaba. ¿Cosas, qué cosas?

¡Hay cosas que nunca se pueden mezclar, una cosa es una cosa, otra cosa es otra cosa, y sí, no más sería tener-ser, equivalencias mas que inútiles, ¿qué es esto de tener para ser?

Tienes una habilidad y, eres.

Tienes un cierto don y, eres.

La vida me ha ido mostrando que el Ser nada tiene que ver con el tener, ¡ah!, ardua tarea, se trata de ¡VER!

Así nomás fue desarrollándose mi vida, ¡tantos caminos!, callecitas inciertas, dolorosas. De un sufrimiento que rasgaba el alma.

Ni muñecas, ni juegos, ni deportes, ni ¡arte! podían dominar esta energía que conozco y re-conozco desde tiempo inmemorial, ¡no me deja en paz!

¡Bienvenida sea!, nunca ha dejado de moverse, a veces en forma imperceptible, a veces un torbellino arrollador. ¡Ella Es!, de eso no hay dudas.

Sin saberlo antes, presentándoseme de forma inesperada, sin yo saber de que se trataba.

Ante el espejo del baño de la casa de mi niñez, ver solo

Luz, pura Luz, y recostarme en la cama, sumergida en una dicha sin nombre, dejándola que Ella fuera lo que fuese, sin entender demasiado de qué se trataba, ¡pero!, ¡pero! atesorando “ese” acontecimiento en silencio, “sin moverse”, sin perturbarlo, retenido profundamente en todo mi ser.

¡Allí quedó, está, seguirá estando!

Al despertarse el alba de algún día después, ya entrada en la vida de casada, con las responsabilidades a las que nunca me pude avenir por no entenderlas, al otear entre algunas posibilidades, ¿cuáles? ¡TANTAS! Estudiar, ser “famosa”, ser madre, esposa, amiga.

Una niña, como todos, perdida en un mundo que llamamos “de adultos”, ¡vaya ironía!

Nadie es realmente adulto, sólo un barniz de sobriedad, de compostura, de algún saber trasnochado o quizás, verdaderamente “técnico”, pero ¡niños, sólo niños! y desorientados, hasta aterrados, aunque ese terror extremo sea reemplazado por un siniestro virtuosismo de amabilidad.

Uno mismo se pregunta, pero ¿es todo así de árido, de falso, la cosa no tiene aristas buenas? Nadie dice que no, pero sugiero, “me” sugiero mirar profundamente, no quedarme en la superficie de las cosas, ¡necesito comprender!

Creo que no hay que tener muchas luces, ni grandes capacidades para aventar un poquito unas cuantas “plumas prestadas” de este egotismo humano, y ver que la historia se repite y ya, desde tanto tiempo atrás.

Pero, ¡pero!, la vida lleva como siempre la delantera, y hoy, los chicos, los jóvenes han pateado el tablero, y lo hacen a través del aparente menosprecio por todo, hasta de ellos mismos. Y está bien, en realidad no es que esté bien ni mal, pero así están las cosas,  y eso es lo que hay que ver, como son las cosas y no lo que a uno le gustaría ver.

Y ellos, los chicos, los jóvenes, sacan a la luz todas las miserias, las mentiras, las falsedades de los jerontes, los adultos



Parte 6

Nuevamente India

 
India, la tierra del misterio, de entrada a un tiempo
milenario, aún, estando en el siglo XX y con toda
mi “necesidad” por ella.
Fue como abrir un “paréntesis infinito” en mi vida.
El tiempo se detuvo, sólo vivía por y para ese lugar
del mundo al que me entregué después del quinto día.
Al principio, hasta me llegué a preguntar
¿qué hacía allí?, ¿qué es todo este gran “lío”?
Sé que es el poder de India, se presenta extraña,
fiera, es como si probara al que llega: “¿Vienes en
son de excentricidades o me quieres?, ¿me quieres
conocer de verdad?
Si realmente el viajante no es turista, sino peregrino,
se abrirá como una flor de loto, y su precioso aroma
podrá ser apreciado.
Muestra una primera cara de desorden, de tremenda
pobreza, ¡oh!  Calcuta,  así y todo, yendo lejos de las
grandes ciudades, empieza a develarse esa India
generosa, plena, radiante.
¡Hay que perseverar!, no hay otra manera, esto de dar
 una simple mirada sobre la cáscara de las cosas,
 demuestra un desamor por la vida real.
Hemos construido un mundo de ideas, de palabras,
 y sólo vemos esas ideas, esas palabras, y nuestras
 vidas son un yermo, somos grandes bocas, boqueando,
jamás vamos a ser saciados, perdimos el rumbo,
miramos en sentido equivocado, ¡pero no importa!,
 todo está bien, después de todo quien es uno para
 decir algo, bastante cada uno con lo suyo, y aquí
 estoy, en esta mi tierra amada, soñada sin saberlo,
 y descubriendo este sueño, pues, estando despierta.
¡Mi bella India! Fue el toque necesario, lo convirtió
todo en oro, lo que veía en esas montañas de
Haridwar, de Rishikesh, fueron mis pájaros
alados, ¡la libertad!
Recorrimos distintas ciudades.
Jaipur, con sus palacios y fuertes, carros, camellos
 y encantadores de serpientes.
Vrindavan, bosque santificado, lleno de abejas, de
 flores, de frutas, de lagos de agua clara, de atmósfera
 benigna. Ciudad de devotos.
Agra, a orillas del río Yamuna, con su Joya humana,
el Taj Mahal.
Se la encuentra ya mencionada en la gran epopeya,
el Mahabharata del siglo III antes de Jesucristo y su
nombre era entonces Agrabana, que en sánscrito
significa paraíso y es en el siglo II después de Jesucristo,
que Ptolomeo, el geógrafo de Alejandro Magno la
nombró, Agra.
Delhi, síntesis de tradiciones hinduistas y musulmanas.
Todo reflejado en la música, la danza y la artesanía.
Es hoy, una mezcla de lo antiguo y lo nuevo. En ella todo
 se mezcla, los saris y los jeans y queda todavía en el aire
 flotando, el aroma de esas mujeres acostadas delante
de las tiendas de licores extranjeras, ¡piqueteras!,
piquetes de mujeres indias. Se tendían en el suelo
delante de las tiendas en donde se vendían telas
inglesas, eran activas mujeres del movimiento de
 no cooperación de Gandhi en el año 1930.
De Delhi a Calcuta en tren, 18 horas de viaje,
 toda una vida, los trenes historia aparte.
Los asientos son para tres personas, donde luego
al acostase una persona en el asiento de abajo,
se van armando las otras dos camas bajándolas,
 ya que están contra el respaldo alto. Nos facilitan
almohadas, sábanas y frazadas, también toallas.
Dentro del mismo servicio ofrecen pan lactal,
mermelada, bananas, dulces.
A mitad del viaje se veían montañas, no tan altas
y todo lo que se ve, está cuidado, los terrenos están
cavados como en parcelas para el arroz.
Hay casas de material de dos y más pisos y chozas
de paja, todo se ve prolijísimo. Cada tanto, hay bocas de riego, y las parcelas están bien delimitadas, y todo es bello.
Llegamos a Calcuta, y de allí a Mayapur en taxi, y si,
 este Mayapur en la isla de Bengala, es hermoso.
 
(Continuará) 
 
 
 
                                                                 
 

 
 
 
   
 
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