Yoga, Ciencia del Ser - Susana Magonio
  Generalmente los occidentales
 
 
Generalmente los occidentales


Generalmente los occidentales vemos la vida como una serie de obstáculos por resolver, mientras que la sabiduría oriental, enseña a ponerse en armonía con la naturaleza, en vez de oponerse a ella. Los tropiezos son en realidad, medios para seguir, y cuando nos dejamos arrastrar por la corriente, algo bueno nos pasa.
Es bueno preguntarnos cómo andan nuestras emociones, porque se sabe que influyen en toda nuestra química corporal. Si el sistema inmunológico se altera, aparecen toda clase de desórdenes.
Las tensiones influyen en todo el organismo.
Vamos a ver como afrontan estos temas la sabiduría de 2.500 años oriental.
Taoísmo: aprendemos a través de él, nuestra esencia y cómo este conocimiento nos da armonía, serenidad.
Budismo: aprendemos la causa del sufrimiento y la manera de abordarla.
Budismo Zen: se acrecienta la intuición y se aprende a discernir en una aparente situación paradojal.
Confucianismo: se desarrolla nuestro sentido de identidad y pertenencia y esto conduce a la tranquilidad interior.
Al visualizar el símbolo taoísta del yin y el yang, la luz y la oscuridad, entrelazadas en un vínculo eterno, surge una sensación de nuestra unión con la naturaleza.
Una flor de loto flotando, pura, intocada sobre aguas sucias, dan una imagen de nosotros elevándonos por encima de circunstancias no muy placenteras.
La imagen, como disparador de verdades universales que son esencialmente simples:
“La taza está llena, mi mente es como esta taza”
Tan llena de ideas, prejuicios, creencias, que no hay un lugarcito para ver nada “nuevo”
La lógica griega no es necesariamente válida. Esto de A es sólo A - y - A no es B, será muy racional pero, se puede decir A es solo A, y no B y A es B
¡Oh!, ¿dos ideas opuestas, ciertas al mismo tiempo?
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
   
 
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