Yoga, Ciencia del Ser - Susana Magonio
  El espejo que es nuestra vida diaria
 

El  espejo que es nuestra vida, nos devuelve nuestro modo de ser.

Vivimos bajo el dominio de nuestro propio auto-reflejo
La vida que tenemos, es lo que somos en este momento
Lo cotidiano, nuestro mundo, nos trae el eco de nosotros mismos, pero no tenemos que sentirnos culpables, todos estamos metidos dentro del mismo barco de cosas aprendidas, los mismos pensamientos, los mismos sentimientos, emociones, las mismas reacciones, quizás con algún rebordecito de color diferente, pero rascando un poco, encontramos lo mismo
Empezar por no juzgar, que la gente sea como es, (y con nosotros lo mismo, no juzgarnos)
Si podemos ir viendo de que estamos en una vida en donde ganamos-perdemos, y en realidad no sabemos realmente cuando se gana y se pierde, y que todo es un enredo, quizás podamos “ver”, “darnos cuenta”, cuando se nos señala que hay una posibilidad de “escaparse” de este vivir bajo el dominio del auto-reflejo
Hay un acceso a la faceta luminosa de los seres humanos, y todo es posible, si uno toma el ¡Silencio interno!, como punto de partida. (¡Parar el diálogo interno!)
En un comienzo, todo esto nos cuesta y mucho, porque procede desde un sistema de conocimiento diferente. Se habla de energía, y claro, la energía es una carga etérea, invisible al ojo humano, tal como lo es toda energía
Es de importancia clave el cuerpo energético en todo lo que ocurre en la vida. Al adentrarnos en todo esto, un grado considerable de poder, de dominio y de control, va a aparecer, pero en realidad no es nuestro control, sino el control del cuerpo energético, la Inteligencia de la Vida que siempre está, pero empezamos a conocerLa. Lo podríamos expresar así, “es nuestro control y a la vez no lo es”
Esto no puede ser clasificado, etiquetado, rotulado, sí, experimentado, y sí, puede ser “utilizado” para el beneficio del cuerpo energético, en su totalidad. El lenguaje limita, todo esto está más allá de la sintaxis, y el universo que no es lineal, está más allá de las palabras
Y hemos llegado al meollo del asunto, ¿por qué esta contradicción entre la inteligencia humana, por ejemplo, un gran científico y su lucidez mental en su tema específico, y la estupidez de sus sistemas de creencias o la de su comportamiento contradictorio?
La estupidez humana, viene de las sombras de la construcción falsa, desde tiempo inmemorial, del ego falso. (el agregado, falso, ¿habla de un yo real?)
Somos una contradicción, un enredo. Es como si una mente que no es nuestra, se volviera nuestra mente, una mente que en su base es, miedo
Nuestros problemas banales nos consumen, y nos consumimos dentro esas llamaradas energéticas de seudo-preocupaciones, y aquí viene la parte dolorosa: ¡la disciplina!, para salir o despertar de esta situación
El hombre, ese ser maravilloso que estamos destinados a ser, hoy por hoy, es una máquina, repite
Para que lo veamos, hay rodeándonos, una mentalidad errónea, me atrevo a decir, mentirosa. Sólo se la repele, con la ¡disciplina!, que no es, levantarse a las cuatro de la mañana, tomar baños de agua helada, sino enfrentarse serenamente a circunstancias que no hemos previsto, no están dentro de nuestras expectativas
¡Vamos a agotar! esa mente errónea, colectiva, que anda rodeándonos y rodeándolo todo, con: ¡Silencio interno!, (sabemos ya, que la mente quieta no es una mente muerta, es, ¡una “llama viva”, es “agni”, fuego consumidor de todo error) y las voces que nos dicen qué hacer, qué no hacer, que nos dicen que somos inservibles o genios, van a desaparecer
A esta mente generalizada hay que “enfrentársele”, ya que es una instalación foránea, un virus, un error
Me agarro al Silencio, el Silencio es una Energía que me mantiene unida. Aquí es bueno recordar lo que hemos hablado en clase, y recordar la pregunta que hice: ¿cuál es la naturaleza del Yoga?, y contestamos: ¡La Unidad! ¿Con qué?, con la existencia que es el Ser, con el conocimiento como Sabiduría y con el contento como Bienaventuranza, ese Sat-Chit-Ananda Yóguico, plena existencia, plena conciencia, plena bienaventuranza, que parece ser, es nuestro estado natural, pero que se encuentra cubierto, olvidado
Y preguntamos, ¿cómo restablecer esa unidad?
Y se nos remitía al cuerpo para recobrar esa unidad perdida, olvidada. El cuerpo es la clave, es quien puede ser rampa de despegue, pero también jaula, prisión, por su propia naturaleza que es limitada ya que es material, y por consiguiente su poder también es limitado, pero ese cuerpo tiene dos niveles: uno denso: lo físico y otro sutil: la fuerza vital, y esta funciona como puente místico entre el cuerpo y el Espíritu. Detrás de esa energía vital que actúa en el cuerpo como prana, aires vitales, (con minúscula) está esa Energía de Vida, Energía Inteligente, (Prana con mayúscula), conocida también como Ki por los japoneses, Chi, por los chinos y por los hindúes como Prana, a la que también se atreven a llamarla Ishvara: Dios, y ésta sí que tiene un poder ilimitado, y el Yoga nos señala y facilita el acceso a ese Poder
Volviendo a esa mente generalizada a la que hay que “enfrentársele”, esta sí que es una revolución real, ¡no acordamos con nada en lo que no hemos participado, conscientemente!
¿Cuál es esa mente generalizada, colectiva, que constituye esa homogeneidad universal?
¡El ego parlanchín! Quizás difieran los estilos de los egos, pero detrás, está la misma y única estructura de miedo, está la homogeneidad del mismo impulso, en definitiva, destructivo
Una mente que no es nuestra, se convierte en nuestra mente, el pequeñin dual con cuernitos. Aquí volvemos a la metáfora del Shiva Nataraj, metáfora de la Danza Cósmica a través del Rey de los Danzantes, el cual es la imagen más clara de la actividad de la Vida



El demonio, el chiquitín vocinglero, es símbolo de la ignorancia humana, ese pensamiento-ego que ha de ser conquistado antes de alcanzar la liberación
Es necesario ir integrándolo todo, ya vimos que al ego, podíamos definirlo como el hábito de identificarnos con nuestro cuerpo, nuestros pensamientos, nuestras emociones, como si realmente fuéramos eso, y no lo somos, sí, son ¡pensamientos, condicionamientos, programaciones!, recordar (aquí sí, la memoria bien ubicada) el ejercicio tan bello a través del cual pudimos experimentar la sensación de dejar de pensar, y discernimos al dejar de pensar que somos ya, paz integridad, plenitud, que en el Ser, la esencia, no carecemos de nada, somos integridad
Shiva es el aspecto de la divinidad, que termina con nuestro ego que es nuestro dolor. (A Shiva se lo conoce como el destructor, ¡sí!, del error, de lo que no es) El latiguillo yóguico: “Sé conciente” y el discernimiento entre lo real e irreal, dejan de alimentar la cola del renacuajo, (el ego) y ésta desaparece espontáneamente.
El ego, es la construcción falsa que nos separa de nuestro Ser real. El poder de velar, de ocultar que esconde la Verdad, vimos que está representado por el pie derecho, y este poder permite el crecimiento y cumplimento del destino. (Aquí la memoria nuevamente bien ubicada para recordar esas dos herramientas que nos dan los Maestros: “la respiración” que no es de hechura humana y se impone por sí sola, pero que sin embargo tiene que hacerse conciente, y “la atención”, don, regalo, “prasadam”, gracia de Dios, que hay que ¡descubrir!
El poder de Revelar, está representado por el pie izquierdo levantado y la mano izquierda hacia abajo como una trompa de elefante, otorga el conocimiento y libera
Y si bien “la atención” por sí misma  puede "traer" el despertar, el Yoga amable y generoso nos va “ablandando”, nos pone en barbecho, y lo hace a través de sugerencias y también directivas, y una de ellas es el comienzo de la práctica del Yoga desde lo relativo en este mundo de transitoriedades, y estos son los diez mandamientos Yoguicos: los Yama y Niyama
 

                                                                             
 
 
   
 
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