SUSANA MAGONIO |
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Es solamente en libertad, que existe el discernimiento profundo |
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¡Es solamente en libertad, que existe el discernimiento profundo!
La naturaleza de la mente tiene que ver con el espacio, pero no el espacio que es tiempo, sino el espacio que es silencio
El tiempo pertenece al cerebro, y también “el pensamiento” puede inventar el espacio. Veamos algunos de los espacios, por ejemplo:
de aquí - a- allá
entre dos ruidos
entre dos pensamientos
entre dos notas
el espacio entre dos personas
el espacio entre dos paredes,
¡pero!, esta clase de espacio, pertenece a la naturaleza de lo que está limitado por algo, y del espacio del que ahora estamos hablando, es uno que no está limitado por la psiquis
Sucede que el cerebro está condicionado, no es libre y las células condicionadas del cerebro hoy por hoy, dominan la conciencia
¿Cómo pueden transformarse las células cerebrales, radicalmente?
¡A través del discernimiento total! que no es el resultado de la memoria, ni un deseo, ni una esperanza, no tiene nada que ver con ¡ninguna clase de tiempo ni de pensamiento!
Entonces, ¿la mente puede actuar en la materia del cerebro?
Veamos cuando surge un problema es abordado sin prejuicios, es percibido. La percepción es también de la mente, así que el cerebro es un instrumento de la mente cuando el cerebro no está centrado en sí mismo
El cerebro sólo debería responder a la mente, la inteligencia que se mueve en la mente no condicionada
Veamos cuando se actúa desde un condicionamiento, desde una programación, una persona puede ir a realizar algún trabajo humanitario, y su acción es meramente piedad o simpatía, no es verdadera, auténtica compasión, esta persona está atada a una forma de creencia
Vimos que hay una relación del cerebro con la mente y a la inversa de la mente con el cerebro, pero acá hay que darse cuenta, que sólo la mente que es libre, está verdaderamente relacionada con el cerebro, la otra, ¡no!
Recordar: la mente libre, no está supeditada al condicionamiento del cerebro. Y Dios o como uno quiera llamar a “Aquello”, no tiene nada que ver con este condicionamiento, la mente no tiene nada que ver con ese condicionamiento
Así que podemos hablar de una mente incondicionada, y también la podríamos llamar, universal
La verdadera cuestión, consiste en disolver nuestro condicionamiento
La mente de la que se habla, es una mente que vive en el espacio (“otro” espacio) y el silencio. Este espacio del que se habla, no es inventado por el pensamiento
Para ver esto con más claridad, si hago algo concientemente (aquí concientemente es, como lo señala Krishnaji, es ponerme a lograr, por ejemplo una meta en algo) es la actividad del pensamiento, es el pensamiento que se refleja sobre sí mismo, y si voy ahora a la meditación, es un proceso ¡inconsciente, no un proceso consciente! Sí, es verdad, es difícil comunicar algo que no es consciente, esa es la dificultad, pero así y todo, no es como estar fuera de juego, de combate, ya que una persona que se encuentra inconsciente, por ejemplo que ha perdido el conocimiento o que está bajo los efectos de una anestesia, sí ella está fuera de combate y esto que se está diciendo, implica estar, si se quiere, presentes, más que presentes, es atención, como energía plena
Veamos esto de meditar, la meditación consciente, en el sentido de sentarse y concentrarse a través de un objeto, una palabra, una idea, o sea la consciente actividad para controlar el pensamiento para liberarse uno mismo del condicionamiento, no es libertad!
Quizás se vea esto más claro hablando de la atención. Hay una atención que prestamos cuando algo nos interesa, y la atención de la que se habla ahora ¡no es concentración!, así como lo que se entiende hoy por hoy por meditar, sistemas de meditación que embotan y tranquilizan la mente como un tranquilizante cualquiera, no es meditación. En la atención sin un motivo, no existe un centro como el “yo” (en la otra clase de atención a la que estamos habituados, sí existe un centro como un “yo”) y ¡la atención!, no es concentración. Sería, por decirlo de alguna manera, una clase de atención, en la que el “yo” no está presente y que no es la actividad del condicionamiento, ni la actividad del pensamiento. En la ¡atención!, el pensamiento no tiene cabida, además, el esfuerzo no es atencion y en esa libertad se puede dar un discernimiento profundo
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